La vaquita marina, una especie endémica del Golfo de California es el mamífero marino más amenazado, de acuerdo con el recuento hecho en noviembre de 2016, solo quedan alrededor de 30 vaquitas.
La vaquita está siendo aniquilada como daño colateral, es capturada en las redes de enmalle usadas para pescar otra especie en peligro de extinción, la totoaba. Un pez que puede crecer hasta 2 metros de longitud y cuya vejiga tiene una gran demanda en los países asiáticos, especialmente en China.
Los cazadores furtivos ilegales pueden obtener miles de dólares por la vejiga en los mercados asiáticos. El contrabando se ha convertido en un esfuerzo tan lucrativo que se lo conoce como «cocaína acuática». La vaquita es solo otra víctima del insaciable apetito por productos silvestres, como las aletas de tiburón, los cuernos de rinoceronte, el marfil de elefante o los productos de tigre, especialmente de países asiáticos.
La historia detrás de la vaquita es triste, la especie fue descubierta hace unos 50 años cuando comenzaron a encontrar vaquitas muertas enredadas en las redes de pesca. Desde entonces, los científicos han visto sus números reducirse a un ritmo alarmante. Hoy es el mamífero marino más amenazado del planeta con solo unas pocas docenas de especímenes vivos.
En 2017, un equipo de expertos internacionales, organizaciones y el gobierno mexicano crearon un plan de emergencia para rescatar y reubicar temporalmente las restantes vaquitas en un santuario marino en el Alto Golfo de California. Este proyecto es conocido como Vaquita CPR (Conservation, Protection, and Recovery).
“Aunque la CPR enfrenta una gran incertidumbre y es altamente riesgosa, la WWF la reconoce como una acción necesaria para salvar a la vaquita de la extinción,” Jorge Rickards, CEO de WWF-Mexico.
Uno de los mayores obstáculos a superar es encontrar a las Vaquitas ya que son un animal tímido y elusivo. La Comisión Internacional de Recuperación de la Vaquita (CIRVA) ideó un ingenioso plan para encontrarlas usando delfines entrenados por la Marina estadounidense.
Desde 2015, el gobierno mexicano ha prohibido la pesca en el hábitat principal de la totoaba. Un área que cubre 11,595 kilómetros cuadrados.
A pesar de la prohibición y las constantes patrullas hechas por la marina y la policía federal de México, la pesca ilegal continúa, las redes de enmalle todavía se usan y las vaquitas siguen muriendo.
Recientemente, los científicos han comenzado a capturar vaquitas y colocarlas en corrales de pesca para protegerlas de los cazadores furtivos e intentar que se reproduzcan en un entorno seguro. Lamentablemente, los primeros intentos de mantenerlas en cautiverio han fallado, ya que la vaquita sufre mucho estrés en cautiverio y los especímenes que han sido capturados han muerto cuando se les coloca en cautiverio.
La genética avanzada también trae cierta esperanza a la supervivencia de la vaquita. Al reunir muestras de ADN, los científicos esperan poder ayudar con los esfuerzos de reproducción convirtiendo las células en esperma y óvulos, y con suerte, en el futuro cercano devolverán la vida a la especie.
Las posibilidades de supervivencia de la Vaquita parecen ser limitadas, las redes de enmalle y la pesca ilegal deben detenerse. Pero mientras la demanda de vejiga de totoaba continúe aumentando, la extinción de las vaquitas parece casi segura.
A pesar de los desafíos, hay muchas personas y organizaciones comprometidas a salvar a la vaquita. Sea Shepherd, la organización de conservación de vida marina ha enviado a uno de sus barcos, Sam Simon, para patrullar el área contra cazadores furtivos y eliminar redes ilegales. El WWF está ayudando con el sistema de monitoreo acústico, crucial para ayudar a localizar las vaquitas restantes.